La Grasa Saturada

por | Nutrición Consciente

Una Verdadera Amiga de Tu Salud

Durante décadas, nos han hecho creer que las grasas saturadas son el enemigo de nuestra salud cardiovascular. Nos alejamos de los alimentos que consumían nuestros ancestros—grasa animal natural, mantequilla, sebo y otros—y los reemplazamos con aceites vegetales ultraprocesados y dietas ricas en carbohidratos refinados. El resultado ha sido un aumento alarmante de enfermedades degenerativas, especialmente las cardiovasculares.

Pero, si la grasa animal fuera la verdadera culpable de los infartos, ¿por qué la reducción en su consumo no ha eliminado las enfermedades del corazón? Hoy, la evidencia nos muestra lo contrario: seguimos viendo tasas altísimas de enfermedades cardiovasculares, a pesar de las recomendaciones de reducir las grasas y aumentar los carbohidratos.

El Verdadero Problema:

Déficit de Vitamina C y Exceso de Azúcar
El Verdadero Problema:

El miedo a la grasa (lipofobia) ha desviado la atención de la verdadera causa de la enfermedad cardiovascular: el deterioro de las paredes arteriales debido a la falta de colágeno. Las arterias necesitan ser flexibles y resistentes, y esto depende en gran medida del colágeno, cuya producción requiere vitamina C.

Los seres humanos, a diferencia de muchos otros animales, no podemos fabricar nuestra propia vitamina C debido a una mutación genética. Dependemos exclusivamente de la dieta para obtenerla. Sin embargo, el problema no termina ahí: el consumo excesivo de azúcar y carbohidratos simples roba y agota la poca vitamina C disponible en el cuerpo, impidiendo la formación de colágeno.

Cuando las arterias se debilitan y sufren microfracturas—especialmente en zonas de alta presión como la aorta, las carótidas y las arterias coronarias—el cuerpo activa un mecanismo de emergencia para evitar hemorragias internas: el colesterol.

El Colesterol:

Una Guía para el Autoconocimiento y la Transformación Personal.
El Colesterol:

Cuando las arterias sufren daño, el organismo repara las lesiones con colesterol LDL, formando placas en las paredes arteriales. Este proceso es un mecanismo de defensa para evitar que las arterias se rompan, no la causa principal de la enfermedad cardiovascular.

El verdadero problema es que, si el daño arterial continúa debido a un déficit de colágeno (causado por deficiencia de vitamina C y exceso de azúcar), se siguen formando más placas, lo que lleva a la obstrucción arterial y, eventualmente, a enfermedades como la aterosclerosis. Culpamos al colesterol cuando en realidad es el azúcar y la falta de nutrientes esenciales los que inician el problema.

El Error Histórico de la Nutrición Moderna

El Error Histórico de la Nutrición Moderna

En 1953, el fisiólogo Ancel Keys popularizó la hipótesis de que las grasas saturadas causaban enfermedades del corazón. Basó su teoría en un estudio que seleccionó solo siete países que coincidían con su argumento, ignorando datos de 16 países que no apoyaban su hipótesis. A partir de ahí, se impulsaron dietas bajas en grasa y altas en carbohidratos, lo que empeoró la salud metabólica global.

El resultado de seguir estas recomendaciones durante décadas ha sido un aumento en obesidad, diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares. Si la teoría de Keys fuera correcta, hoy no deberíamos seguir viendo las enfermedades del corazón como la principal causa de muerte en el mundo.

El Regreso a la Nutrición Ancestral:

Grasas Naturales y Menos Azúcar
El Regreso a la Nutrición Ancestral:

Nuestros ancestros, que vivieron miles de años antes de la revolución industrial, consumían dietas ricas en grasas animales, proteínas y micronutrientes esenciales. No sufrían enfermedades cardiovasculares ni cáncer en los niveles que vemos hoy. Su alimentación era alta en grasas saludables y baja en carbohidratos refinados.

Estudios recientes muestran que las dietas basadas en grasas saludables no solo NO aumentan el riesgo cardiovascular, sino que pueden mejorar la salud metabólica y ayudar en la pérdida de peso.

Lo Que Debemos Hacer

Lo Que Debemos Hacer

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Para proteger nuestro corazón y nuestra salud general, es necesario:

Reintroducir grasas saludables en la dieta, como la mantequilla, la grasa de cerdo, la carne de res, los huevos y el aceite de coco.

Eliminar aceites vegetales ultraprocesados, como el aceite de soya, maíz y girasol, que son altamente inflamatorios.

Reducir el consumo de azúcar y carbohidratos refinados, ya que contribuyen al déficit de vitamina C y dañan las arterias

Consumir suficiente vitamina C a través de alimentos ricos en esta vitamina, como pimientos, kiwis, cítricos y suplementos.

Optar por una alimentación congruente con nuestra biología, basada en lo que nuestros genes han evolucionado para tener una salud óptima.

Conclusión:

Conclusión

La idea de que las grasas saturadas son dañinas ha sido uno de los mayores errores en la historia de la nutrición. El problema no es la grasa animal, sino el azúcar, los aceites vegetales ultraprocesados y la falta de nutrientes esenciales.

Si queremos combatir las enfermedades cardiovasculares, debemos dejar de temerle a la grasa y empezar a temerle al azúcar. Volver a una alimentación basada en alimentos naturales y ricos en nutrientes es la clave para una vida más saludable y longeva.

Reflexión

Reflexiones

● Si la grasa animal fuera realmente la culpable de las enfermedades del corazón, ¿por qué los infartos siguen siendo la principal causa de muerte a pesar de que hemos reducido su consumo?

● ¿Cómo ha afectado el miedo a la grasa a nuestra alimentación y salud metabólica en las últimas décadas?

● Si el colesterol es una respuesta del cuerpo para reparar el daño arterial, ¿por qué se le culpa en lugar de investigar qué está causando ese daño?

● ¿Es posible que el exceso de azúcar y carbohidratos refinados sean los verdaderos responsables del deterioro de nuestras arterias?

● ¿Qué cambios puedo hacer en mi alimentación hoy para nutrir mi cuerpo de forma más natural y alineada con mi biología?

Referencia Bibliográfica

Referencias

●Impacto de las grasas saturadas en la salud cardiovascular: Hooper, L., Martin, N., Jimoh, O. F., Kirk, C., Foster, E., & Abdelhamid, A. S. (2020). Reduction in saturated fat intake for cardiovascular disease. Cochrane Database of Systematic Reviews.

● Relación entre el consumo de azúcar y las enfermedades cardiovasculares: Te Morenga, L., Mallard, S., & Mann, J. (2013). Dietary sugars and cardiometabolic risk: systematic review and meta-analyses of randomized controlled trials of the effects on blood pressure and lipids. The American Journal of Clinical Nutrition, 98(3), 704-721. ​

●​ Críticas al estudio de Ancel Keys y la hipótesis dieta-corazón: Ravnskov, U., Diamond, D. M., Hama, R., Hamazaki, T., Hammarskjöld, B., Hynes, N., … & Okuyama, H. (2016). LDL-C does not cause cardiovascular disease: a comprehensive review of the current literature. BMJ Open, 6(6), e010401.

●​ Evidencia sobre dietas bajas en carbohidratos y su efecto en la salud cardiovascular: Astrup, A., Dyerberg, J., Elwood, P., Hermansen, K., Hu, F. B., Jakobsen, M. U., … & Willett, W. C. (2011). The role of reducing intakes of saturated fat in the prevention of cardiovascular disease: where does the evidence stand in 2010? The American Journal of Clinical Nutrition, 93(4), 684-688.

●​ Importancia de la vitamina C en la salud vascular: Madhusudhan, K. T., & Choonara, Y. E. (2011). Role of ascorbic acid in health and disease. Journal of Pharmaceutical and Biomedical Sciences, 11(11), 1-9.

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