Transformarse y alcanzar una mejor salud no solo depende de lo que hacemos, sino también de la consciencia que llevamos al proceso. Para iniciar este camino de cambio, primero debemos profundizar en el entrenamiento de la consciencia. Esta nos invita a formularnos preguntas poderosas, esas que, aunque incómodas, nos revelan los cambios necesarios para avanzar.

La primera pregunta clave para la transformación es simple pero profunda: ¿Cuál es mi situación actual en términos de salud física y mental? Abordar esta pregunta con total honestidad puede ser incómodo, pero es en esa incomodidad donde reside la semilla del cambio.

Aceptar dónde estamos nos da el impulso necesario para avanzar, como cuando reconocemos que estamos «cansados de estar cansados».

La autenticidad en nuestras respuestas es fundamental. Solo al ser honestos con nosotros mismos podremos encontrar la motivación que nos impulse a dar el siguiente paso. Este proceso de autoexploración nos prepara para la siguiente pregunta:

Para crear un cambio significativo, necesitamos claridad sobre el camino que deseamos recorrer. ¿Cuál es la visión que tienes para tu salud en el futuro? Tener una imagen clara de lo que anhelamos nos permite construir un puente hacia ello.

Sin una dirección clara, cualquier camino podría llevarnos a la deriva.

Aquí es donde se identifica la brecha: la distancia entre nuestro momento presente y el futuro deseado. Esta brecha se despeja al preguntarnos:

¿Qué me gustaría que sucediera en mi salud? Este es un paso urgente y esencial, porque sin una visión clara, es imposible tomar decisiones alineadas con nuestro verdadero bienestar.

Es común que el cambio provoque miedo. Y, aunque el miedo pueda parecer un obstáculo, en realidad es un mensaje con una intención positiva. Este sentimiento primitivo y evolutivo está ahí para protegernos.

Cuando damos un paso fuera de nuestra rutina, nuestro cerebro sale de la zona de confort, activando su programa ancestral de lucha, huida, parálisis o congelamiento. Esta reacción desencadena una serie de químicos en el cuerpo, como el cortisol, que nos hace sentir ansiedad e incertidumbre.

Sin embargo, si miramos más profundamente, el miedo nos invita a prepararnos para enfrentar los desafíos. Nos recuerda que debemos tomar medidas, mejorar nuestras habilidades o aprender algo nuevo.

Un método efectivo y sencillo para gestionar el miedo es la respiración consciente. Este ejercicio activa el sistema nervioso parasimpático, también conocido como el sistema de la calma, que ayuda a reducir el estrés y la ansiedad. Aquí te explico cómo hacerlo:

1- Inhala profundamente, llenando tu abdomen.

2- Mantén el aire durante 3 segundos.

3-Exhala lentamente, liberando el aire contenido.

La respiración consciente es una herramienta minimalista, económica y con un alto retorno en salud. No olvidemos que, a menos que estemos en un peligro real, nuestro instinto de supervivencia puede regularse con esta técnica. Ahora vivimos en un mundo sin tigres al acecho, y podemos dialogar con nuestro miedo para entender su mensaje positivo.

Transformarse significa trascender nuestras formas actuales. Todo comienza con un paso: ser conscientes de dónde estamos y hacia dónde deseamos ir. A partir de ahí, el cambio se extiende a diversas áreas de nuestra vida, como la salud, las relaciones y la productividad.

Este camino exige motivación auténtica, disposición para aprender y un compromiso constante. Cada paso es una oportunidad de crecimiento, y cada persona tiene su propio ritmo en este proceso. La transformación no es un destino fijo, sino un camino continuo que nos permite distanciarnos de lo que no queremos y avanzar hacia la persona que deseamos ser.

Te dejo una pregunta para reflexionar: ¿Hay algún paso pendiente que quieras dar en relación a tu salud, relaciones o proyectos?